jueves, 4 de abril de 2013

EL ARTE RUPESTRE






Se conoce como arte rupestre a los rastros de actividad humana o imágenes que han sido grabadas o pintadas sobre superficies rocosas.
En su paso por el mundo, el hombre ha dejado plasmadas en cuevas, piedras y paredes rocosas, innumerables representaciones de animales, plantas u objetos; escenas de la vida cotidiana, signos y figuraciones geométricas, etc., obras consideradas entre las más antiguas manifestaciones de su destreza y pensamiento. Antes del desarrollo de la escritura, las sociedades humanas posiblemente registraban ya, mediante la pintura y el grabado en piedras, una gran parte de sus vivencias, pensamientos y creencias.


Petroglifo Piedra Horizontes, Sasaima, Cundinamarca (Colombia)
Expresadas de una manera muy sintética, estas manifestaciones son el reflejo de la capacidad intelectual de la humanidad para abstraer y representar su realidad.
Su denominación como “arte” no significa que se trate de objetos artísticos en los términos y con las finalidades con que hoy los entendemos desde nuestra cultura occidental. Ésta es sólo una más de las formas como se ha intentado definir su significado. Lo “rupestre” hace referencia al soporte en que se encuentra (del latín rupe: roca). Quizás sea más indicado el término manifestaciones rupestres, pues la palabra “arte” implica darle un sentido que no necesariamente coincide con el que le dieron sus ejecutores.

Pintura rupestre de un bisonte en la cueva de Altamira (Santander, España).


Descubrimiento del Arte Rupestre en Europa

Hasta mediados del siglo XIX en Europa, se habían encontrado en algunas cuevas, numerosos objetos “prehistóricos” elaborados en piedra o hueso con representaciones talladas de animales; pero no fue sino hasta 1879 cuando se descubrieron las primeras pinturas rupestres. Marcelino Sanz de Sautuola, junto con su pequeña hija María, hallaron en el techo de una cueva en Altamira (Santander, España), un excepcional conjunto de bisontes multicolores.

A este hallazgo, que fue presentado ante la comunidad científica en 1880, se le negó en un principio su autenticidad, pues se consideraba que este tipo de representaciones no correspondían con la primitiva capacidad técnica y mental que, se creía, poseía la sociedad prehistórica. Sin embargo, este panorama cambiaría totalmente gracias a posteriores hallazgos de otros sitios rupestres en España y Francia. Uno de los principales detractores de Sautuola, el francés Cartailhac, terminó por aceptar el descubrimiento con la publicación de un artículo titulado Mea culpa de un escéptico. A partir de entonces, la comunidad científica no ha descansado en la búsqueda y el estudio de manifestaciones rupestres alrededor del mundo.

Primera transcripción conocida de un
objeto de la “era del hielo” descubierto
en Vienne (Francia) en 1852.
Detalle de la más antigua transcripción
de grabados rupestres en Europa
(Bohuslän, Suecia). Dibujo de
Peder Alfssön que data del siglo XV.

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